2020 el año de “guardar”
WOW… ¿Puedes creerlo?
Solo nos quedan pocos días para que comience el 2021 y dejar atrás este 2020 que ha sido el año más aleccionador hasta ahora de mi vida… quisiera decir, de nuestras vidas pero no se si todos sean los suficientemente receptivos para aprender las lecciones que nos ha enseñado este año.
Mi familia y yo somos muy bendecidos y afortunados, hasta el día de hoy que escribo esto seguimos saludables, con nuestras familias y contentos de podernos ver de vez en cuando y disfrutarnos. Ha habido muchos cambios en nuestras vidas y las de todo el mundo. Y entiendo que no todos podamos tomarlos de la misma manera por distintas razones, pero quiero compartir la adaptación a una reflexión que me llegó hace unos días.
Estos cambios que nos están tocando vivir, son novedad para nosotros, pero pienso en nuestros abuelos, bisabuelos que vivieron guerras y revoluciones, para ellos tal vez no son tan nuevas… Ha estado circulando un pensamiento o una lección respecto a que estos cambios quizá tengan un significado más allá de lo que vemos, y me gustaría pensar que las recomendaciones tienen una segunda intención, un objetivo adicional en nuestra vida.
Para proteger los ojos, podemos usar lentes, quizá lo que en realidad necesitamos con esos lentes es VER diferente la vida y valorar lo que tenemos.
Cuidar nuestra vista de malas imágenes, de imágenes de violencia o sexualización de las mujeres, hombres, niños… Cuidar nuestros ojos de acostumbrarse al dolor ajeno, a la pobreza o necesidad del otro. Quizá debemos volver al pudor ese característico de los siglos anteriores, donde las mujeres y los hombres vestían con recato y lo que realmente importaba eran las cualidades, la inteligencia, los dones. Ahora las mujeres dicen que Jane Austen o aquellas novelas literarias de época son sexistas, promueven el machismo y hacían ver mujeres sumisas e inútiles. Me parece totalmente incorrecto. Las mujeres antes eran femeninas, tenían un rol pasivo pero importante en la vida ordinaria, en el día a día y hasta en las decisiones políticas. Tal vez no podíamos votar, pero definitivamente si podíamos meter nuestra cuchara cuando era necesario a través de los maridos, padres, hermanos o algún pariente hombre.
Y no me malinterpreten, yo creo que esta padrísimo que podamos votar y tener libertades y puestos de política y en las empresas, que tengamos “más oportunidades laborales”…, solo siento que hemos descuidado lo que es realmente importante y eso es nuestra femineidad y nuestra importancia como centros del hogar.
También se habla de proteger nuestra nariz, puede ser que eso indique que hay que cuidar lo que respiramos, el olfato está conectado a la memoria, quizá necesitemos resetear un poco esa memoria conectada al olfato, para vaciar aquellos recuerdos que ya no nos sirven o nos causan dolor. Tal vez estamos abusando de sustancias o aromas que nos llevan a imaginarnos o a pensar y sentir cosas que no debemos, malviajarnos en la imaginación… Pudiera ser que ahora debemos recordar el aroma de las comidas juntos, los horneados en las tardes lluviosas, el difusor con aceites esenciales para cuidar nuestras vías respiratorias o para que todos nos sintamos mas alegres y menos estresados.
Y la boca, …podría ser que el uso del cubrebocas, protege a los demás de lo que hablamos, de aquellos momentos cuando ofendemos con nuestras palabras, cuando maldecimos, criticamos, cuando nos quejamos y perdemos la prudencia. Puede ser que nos proteja a nosotros de lo que comemos.
Puede ser que la petición de “quédate en casa”, no solo se refiera a nuestro domicilio, sino al hecho de ESTAR DENTRO DE UNO MISMO, de estar en calma, reflexionando un poco, disfrutando del silencio interior. Tal vez quedarnos en casa signifique disfrutar lo que pocas veces tenemos tiempo de en la vida “normal” …, disfrutar a los que viven con uno.
Se me ocurre que esa idea de lavarse las manos o limpiarlas con alcohol, nos dice que cuando tocamos… dejamos huella, que más valdría TOCAR la vida de las personas con respeto, con higiene, con amor. Tocar la vida de los demás desde el ejemplo, la trascendencia, de nuestro testimonio. Que la intención de “limpiar todo” vaya más allá de “desinfectar como obsesionado cualquier superficie.” Nos dice tal vez, que es un buen momento para limpiarnos y limpiar nuestro entorno de cosas que ya no sirven, de personas que no aportan nada positivo a nuestra vida, de nuestros defectos y de limpiar nuestra alma de cualquier impureza. Tiempo de limpiar nuestra mente y corazón.
Limpiar las suelas de los zapatos, lo relaciono más con evaluar dónde hemos estado, qué hemos pisado y necesitamos dejar atrás.
Que la vida no necesariamente se trata de ir abrazando y besando a cuanto ser encontramos en el camino… cuántas veces olvidamos o dejamos de besar y abrazar a nuestros hijos, a nuestra pareja, a nuestros padres. Que en este momento si están con nosotros, es prudente y diría yo hasta recomendable hacerlo.
Quizá la cuarentena nos obligó a poner nuestro ser y nuestros recursos en modo AHORRO DE ENERGÍA y eso a su vez nos acercó a la simpleza de un amanecer, de un café tomado sin prisas, de la bendición que es respirar y abrir los ojos cada mañana, de abrirnos al dolor ajeno, a la pobreza del otro, de salir de nosotros mismos y mirar más al desvalido.
Tal vez es momento de, en lugar de rechazar la realidad, aprendamos a aprovecharla… y solo nos quedan 60 días para que cambiemos de año… ¿Cómo piensas trascender? ¿Qué nuevo hábito piensas desarrollar en estos 60 días que quedan? ¿Cómo dirás que cumpliste tus propósitos de “año nuevo”?
Aún es tiempo.
Adaptación de un texto de autor desconocido.